La cuestión del arte en arteterapia
Revista de Arteterapia Reflexões
Estas reflexiones han surgido en el seno de conversaciones y debates sobre el tema con la Lic. Roxana Peirano y el Mtro Ricardo Hegman, a quienes dedico este trabajo.
Abstract:
En este texto se despliegan algunos cuestionamientos e ideas sobre las representaciones sociales acerca del arte, considerando su pertinencia por la utilización que de éste se hiciera en arteterapia. Asimismo, se diferencian conceptos como creación, creatividad, expresión, experimentación, exploración, espontaneidad, vivencia, sensibilidad, improvisación, interpretación, entendimiento. Valga la acalaración que, lejos de pretender agotar esta temática, una mirada que sugiere multiples perspectivas nos esbozará un cuerpo – discurso complejo que se propondrá abrir campos donde la materialidad del arte y las producciones artísticas en arteterapia nos ofrezcan diversidad de recorridos, apoyados tanto en el saber qué como en el saber cómo (saberes conceptuales y procedimentales).
Abstract:
This work samples some ideas about social representations related to art, considering it because the utilization in art-therapy. Likewise, concepts as creation, creativity, expression, experimentation, exploration, spontaneity, experience, sensitive, improvisation, interpretation and understanding are differenciated. These cuestions don’t pretend to exhaust but offer multiple perspectives that could show a complex body-discurse able to open fields where art materiality and artistic productions could be instrumentated in art-therapy, supported in different knowledges (know how, know what).
Arte: fines y definiciones
Definir el arte supone un cierto sujeto social, cultural e histórico que ubica los bordes y los desbordes de qué es y qué no es el arte. Ya que nuestra mirada privilegia la del otro (como no igual a nosotros) nos es necesario urdir en las tramas de las representaciones que ese otro tenga sobre el arte. El dispositivo arteterapéutico -nuestro encuadre- promueve esas otras miradas que recorren otros procesos que los definidos socialmente como Arte.
No es lo mismo el imaginario sobre éste que circule en contextos urbanos que en rurales, ni que un hacedor del arte, respecto de un filósofo o crítico de arte.
Nuestra definición se aproxima a pensar el arte como un objeto a la vez social y simbólico con fines en sí mismos, cuyas capacidades metaforizantes multiplican subjetividades. Esta aproximación implica que ese objeto simbólico lo es en tanto conmueve la subjetividad (que no es sin lo social) y nuestra particular integración se apoya en esas capacidades metaforizantes (es decir, no adscriptas fija y rigidamente y sin un contexto que les diera condiciones de posibilidad de ser).
Pensar los lenguajes artísticos desde la categoría de lenguaje, nos posibilita ubicarlos como discursos; dan cuenta así de una estructuración dinámica con leyes y reglas propias. La utilización de los lenguajes artísticos, implica la apropiación de las modalidades discursivas desde los campos verbales y no verbales ofrendados por cada uno de ellos.
Podemos hacer una utilización de estos lenguajes según diversas modalidades, ya que sus reglas no son únicas ni delimitan con precisión sus campos: nos referimos, como ejemplos, tanto a la dimensión que tiene la danza en el pintar o en el tocar un instrumento, como el uso de una metáfora o las inflexiones de la voz en el recitado o en la actuación.
La propuesta de cada expresión artística otorga caminos diferentes que pueden resultar de enorme importancia para la ocurrencia y emergencia de percepciones, comprensiones, creaciones y elaboraciones del sujeto en el encuentro con la producción artística.
En un trabajo anterior se expresa:
Nuestra concepción se sostiene en un hacer que implica: 1.Un uso de los lenguajes artísticos desde sus materiales (la imagen, el sonido, el movimiento, la palabra, la escena) y desde sus producciones (la plástica, la música, la danza, la literatura, el teatro). (Reisin, A., pág 131, 2002.)
Aquí, la materialidad de la imagen, la palabra, etc. denuncia un “más acá” de un resultado artístico (una pintura, un poema, una canción, una coreografía…) y un “más allá” de su materialidad, en tanto producción en términos de obra de arte. Entonces, desde nuestra mirada, la utilización del material artístico es el andamiaje de nuestro trabajo terapéutico donde nos implicamos en sostener múltiples definiciones de un producto como artístico.
Privilegiar el lenguaje no-verbal en la multiplicidad de los lenguajes artísticos es asimismo pertinente a nuestra tarea. Véase como ejemplos en las poesías, relatos, descripciones, narraciones, etc., hallados tanto en los decires de títulos que pueden poner los autores así como las reflexiones y comentarios posteriores a las producciones artísticas, la verbalización puede tener un estatuto artístico viabilizado por la producción comprometida en los lenguajes verbales.
Proponemos el axioma que el arte persigue un fin en sí mismo; su estructuración discursiva tiene procedimientos específicos para su construcción. Quien goza de una obra artística no necesariamente debe conocer el oficio artístico, más allá de que su apreciación resulte de una motivación subjetiva o de la satisfacción que produce tanto la gestación como aquello en lo que resulta finalmente, es decir, la obra de arte. Su carácter metafórico sensible, emotivo, simbólico y sintético, accede de manera inesperada en los sujetos que perciben el hecho artístico, pudiéndose ver allí una enorme riqueza intra e intersubjetiva considerando la dimensión socio-cultural.
Desde el interés singular y colectivo respecto del Arte, la atención estará centrada en la creación de la obra más allá de qué cosa le suceda al (a los) sujeto (s) en su proceder. Puede haber un artista que produzca muchas creaciones desde una modalidad de trabajo rigurosa que no sea creativa y viceversa, podemos hallar gente muy creativa que no produzca creaciones artísticas.
Respecto del proceso y del producto, un artista puede realizar un trayecto arduo y engorroso, muy placentero o no en su proceso y finalmente el producto no dar necesariamente cuenta de aquél. A la vez encontramos artistas cuyo producto no necesariamente conlleve un proceso “trabajoso” sin que ésto redunde en la obra.
Hay artistas que necesitan experimentar con los materiales y los lenguajes, otros que se mantienen en lo ya sabido y conocido, sin que ésto defina su calidad en la producción. También hay quienes vivencian su creación alegremente y otros desesperadamente, siendo independiente del resultado en el cual concluya su creación.
Un artista llevará la impronta de la valoración de lo social por sus aptitudes artísticas. Pero muchas veces sus actitudes pueden ser poco humildes, duras y hasta hostiles. Muchos aprendices han debido soportar un sufrimiento psíquico frente a ciertos maestros de arte que los han tratado con actitudes verticalistas, peyorativas. Sabemos que un artista que tuviera una actitud opuesta no está asociado a que su aptitud como tal lo conduzca a un resultado exitoso. El efecto inhibitorio en la subjetividad que actitudes autoritarias de maestros ha tenido sobre gran cantidad de personas, merece que le otorguemos la importancia acorde, siendo relevante por los efectos respecto del trabajo artístico en arteterapia; ciertos modelos de vinculación con las ideas y sentires propios restringen la capacidad expresiva, creadora y creativa de muchos.
Tener determinadas habilidades en un campo no define la vocación, ya que éstas no implican sentirse llamado por el arte. Hay artistas que no tienen grandes destrezas pero su vocación les resulta ineludible alcanzando su arte gran expansión. No todos los buenos cantantes triunfan y muchos de los que lo hacen, no necesariamente tienen grandes destrezas con su voz: hay en juego otros aspectos tanto o más importantes que aquellos; por otro lado la “excelencia” artística no es unívoca en el devenir profesional.
Esta diferenciación apunta a no sujetar a quien se pregunta ¿sirvo para el arte? a un determinado adjetivo calificativo en la acción de desglosar qué es lo bueno – lo malo, qué está bien hecho – mal hecho, qué es moderno – antiguo.
Finalmente, podemos encontrar en los críticos de arte, un notable saber conceptual sobre la obra en cuestión, su producción, etc. mas no concebir ni construir obra alguna. Y hay artistas que tienen un saber hacer, muchas veces desconociendo el plano conceptual que subyace en su obra, sin que esto impida su desempeño artístico. Obviamente, los hay quienes pueden integrar el saber conceptual con el de procedimientos.
¿Cómo evaluar quién es un artista? Como se verá, los criterios son muchos y las concepciones pueden diferir enormemente. Pero podríamos coincidir en que lo que lo define es su producción, validada, valorada y legitimada por un contexto social, simbólico e histórico.
Insistimos en incluir estas temáticas como campo de miradas que se convierten en relevantes, por cobrar diversidad de importancias en el trabajo arteterapéutico con el arte.
El fenómeno artístico tiene elementos y organizaciones con dinámicas estructurantes específicas, lógicas complejas que no todas las personas tienen como competencia; esto es un hecho que lo vemos en otras prácticas, profesiones, oficios, etc. El artista tiene talentos, como la capacidad de entender ese lenguaje y que puede potenciar el desarrollo de “ciertas ideas” artísticas, haciéndolas crecer, llevándolas a una obra. Esas ideas artísticas son como células; éstas, como semillas, tienen que ser sembradas, regadas para luego, cosechar sus frutos. El artista puede hacer de una semilla artística, una obra de arte, cuyos frutos promuevan la movilización de los otros.
El /arte/ posee la especificidad de una producción cultural en un grupo social cuya valoración y construcción lo ubican como arte; entrando en una lógica de los intercambios y valorándose por la estética que funciona como legitimidad en un lugar y tiempos dados, concepto tangente con el de imaginario social vertido por C. Castoriadis.
Así como utilizar las matemáticas no lo hacen a uno matemático, conocer las leyes físicas no lo hacen a uno físico, conocer el lenguaje tampoco implica ser un lingüista o un gramático, conocer y utilizar el arte no lo hace a uno artista. Muchos arteterapeutas precisan aclarar que la utilización de los lenguajes de arte por sus pacientes no se ubica en que sea considerado el estatuto de “artistas”. Esa es la cuestión respecto del arte y aún más, de éste en relación tanto al arteterapeuta como aquél con quien trabaja. No es menor la relación que el arteterapeuta mantiene con el arte para su desempeño como tal.
La diferencia entre el entendimiento y la apreciación personal puede dar cuenta también de una complementariedad. A veces nos encontramos con disonancias donde una determinada producción produce ciertos placeres pero el entendimiento ofrece resistencias ante una cierta producción.
Así como la pregunta ¿qué es la psicología? es diferente a ¿qué es para mí la psicología?, lo mismo puede decirse con respecto a qué es el arte -la cosa para mí-, lo cual será diferente a qué es el Arte -la cosa en sí-.
Decíamos que entender el lenguaje artístico es diferente de la comprensión de la obra. Los prejuicios, también como construcciones sociales, estigmatizan, enuncian y definen lo que es o lo que no es arte u obra artística. No entender la obra, no implica que no haya una lógica en aquello que dice. Como escuchar un idioma desconocido, no entenderlo no explicita sus contenidos. Es necesaria la captación de la lógica y la estructura del arte para ser entendida aunque existan innumerables definiciones del arte. Es necesario que el arteterapeuta conozca el lenguaje de arte, para poder trabajar con los discursos que entraman el proceso arteterapéutico.
Si evitamos complicaciones llamando producción artística a los objetos artísticos u objetos arteterapéuticos, ofreciendo así otro concepto para evitar la definición de arte, podremos independizarnos de ciertas concepciones estéticas que se encuentran al servicio de intereses muy distantes de nuestra tarea. Valga decir que no solamente se trata de valoraciones sociales en general, sino de clasificaciones brindadas tanto por artistas, por educadores y por trabajadores de la salud.
Promoviendo las distinciones entre la creación y la expresión desde los lenguajes artísticos hallamos que la expresión es una característica de todo ser vivo. En la caricia a una mascota o en la herida de un animal, podremos evidenciar que éste expresa un cierto estado emocional. Nosotros los humanos podemos expresar ideas que, por más frías que resultaren, conllevan una emoción de la cual se puede o no ser conciente. Desde lo trabajado anteriormente en Psicomúsica, la expresión, como presión hacia afuera, como desprendimiento de la presión, se opone a opresión y a represión. Tiene una relación dialéctica con impresión -entendida ésta desde la percepción subjetiva-. (Reisin, A. págs. 16 a 22, 1994). La expresión implica una cierta puesta en el afuera de algo del orden subjetivo, que desde esta modalidad retorna.
La chimenea humeante en el test de HTP, es expresión, según Hammer, de turbulencia en el hogar. Ahora bien, el árbol clasificado como “muerto” en el mismo test ¿es un signo de “enfermedad”? Si se vivió en un bosque con muchos árboles secos donde en uno de ellos -lleno de vida-, se jugaba con la hamaca, se trepaba ¿podemos acaso tomarlo en consideración acríticamente? Toda interpretación que no procura sentido, que adscribe fijeza interpretativa, excluye la singularidad; en este caso, en aquella producción en el test, se dejaría de lado la satisfacción subjetiva, el encuentro con vivencias infantiles placenteras, otros con quienes se compartiera el jugar, etc., con lo cual la misma se vería cuestionada desde el punto de vista de la validez ecológica.
¿Cómo aparece el signo como manifestación de lo expresivo? Hay sujetos que pueden ser expresivos y no necesariamente a través del arte; la sensibilidad asociada con la expresión del cuerpo, no necesariamente tiene que ver con la posibilidad de expresión artística (llenarse los ojos de lágrimas, reírse explosivamente, ser muy serio, etc.). Lo expresivo se asocia a lo propositivo aunque no medie la conciencia necesariamente.
Se predica de un sujeto expresivo o sensible, en relación a un determinado monto de condiciones de producción y posibilidades de manifestación de sus intenciones, sus propósitos singulares, su deseo, su transparencia en el decir, la claridad de su posicionamiento emotivo. La susceptibilidad la pensamos como una modalidad particular de la sensibilidad, exacerbación con forma de herida, resultando intensa para al sujeto. Las formas de la sensibilidad se pueden oponer a las formas de la susceptibilidad en la medida en que ésta aumenta en forma desproporcionada el impacto subjetivo.
La /creatividad/ -aunque comparte su construcción etimológica con creación, (ambas provenientes de criar)-, hemos de entenderla como modus operandi, que puede recorrer diversas líneas de sentido, al encuentro de distintas lógicas y resignificaciones más allá de las atribuciones de las que provenga lo creado. Esto produce riqueza de diversidad, despliegue de caminos más allá del área abordada. Concebimos la creatividad -en arteterapia-, desde lo actitudinal y/o procedimental, sin desechar lo aptitudinal respecto de la creación artística.
La /creación/ es una producción -de una operación- originada y original desde un autor, cuyo producto es un objeto, sea éste material o teórico. Hay creaciones artísticas, científicas, individuales y colectivas, entre otras.
En la misma vía distintiva /creatividad/ – /creación/, creemos que lo /artístico/ puede considerarse como tal por su referencia al arte aunque no fuera considerado arte al producto del que se tratare. Nuevamente, en arteterapia, podemos prescindir de aquella determinada producción cultural llamada /arte/ para pensar lo artístico como andamiaje de nuestra labor.
El paso por la experiencia supone una instancia de aprendizaje basado en su vivencia o /experimentación/. En este punto, justificamos la tarea arteterapéutica tanto por la accesibilidad y manipulación con los materiales de cada lenguaje artístico, como por la experiencia novedosa de lo vivenciado. A la vez, se puede colegir que hay algún tipo de saber previo a la experimentación que la impulsa en un determinado sentido.
Acerca de la /exploración/, la acción exploratoria es una modalidad del experienciar, donde se busca propositivamente algo y a la vez se está receptivo al encuentro con lo novedoso. Acá es claramente el sujeto quien promueve la experiencia, a diferencia de encontrarse en ella sin buscarla concientemente.
La /espontaneidad/, del latín spontaneus (voluntario, libre) permite que afloren acciones desde una voluntad libre de restricciones racionales o reflexivas. La libertad está privilegiada en lo espontáneo.
La /vivencia/, está íntimamente relacionada con la singular manera de atravesar o recorrer la experiencia subjetiva. Es aquella dimensión que le da el tinte emocional particular a la situación.
La /improvisación/, del latín improviso de im, por in (no) y provisus (previsto); de providere (prevenir lo futuro) está ligado al verbo ver: la acción en tiempo presente, desprovista del contar con el futuro. La improvisación es un despliegue de resoluciones en tiempo real, donde la visión está echada sobre el transcurso mismo de los sucesos, más que en la anticipación de los mismos. Encontramos este concepto en los lenguajes artísticos que se desarrollan en tiempo real (música, danza, dramatización, en la narración, entre otros.)
La /interpretación/ en la música, en el teatro, en la danza, en un poema, etc. tamiza las posiciones particulares frente al objeto artístico.
Los Talleres de arte
El origen de /taller/ remite a atelier, donde se trabajaba en función de la transmisión de experiencias. Los talleres de arte los pensamos como espacios donde se integran las vivencias, la sensibilización y percepción de las habilidades, destrezas, actitudes y aptitudes expresivas en la diversidad de lenguajes artísticos. A diferencia de un lugar donde la función es la de transmitir experiencias, el hacer promueve un experienciar singular, conjugándose: la experiencia de y con los otros, los materiales, los discursos, las especificidades de cada lenguaje artístico, las estéticas. Una de sus características basales es la apropiación de la vivencia desde el cuidado, la contención, la elaboración participativa, con el objeto de integrar saberes y prácticas de los lenguajes artísticos. La modalidad de los talleres se constituye como espacio posible que entrama las legalidades de los conocimientos objetivables e intersubjetivos apoyados en lo transcurrido – producido allí.
Respecto de su dimensión técnica -el conocimiento de los marcos teóricos-, el análisis de encuadres, la construcción y deconstrucción de dispositivos, posibilita el conocimiento de las estrategias, la adquisición de habilidades, la promoción de aptitudes y el desarrollo de actitudes relacionados desde las técnicas artísticas inscriptas en el saber qué y el saber cómo arteterapéuticos.
En arteterapia -insistimos-, el hacer artístico es un instrumento cuyo fin se halla más allá de sí mismo y cuyas acciones pueden ser explicadas y comprendidas como procesos con objetivos terapéuticos.
Desde las categorías trabajadas (creatividad, creación) un terapeuta que produzca creaciones no necesariamente es un buen profesional, aunque puede ser un gran artista. Su creatividad será más importante para su desempeño como arteterapeuta, ya que le permitirá, por ej., asir recursos para acceder a los aspectos más resistentes o más difíciles de sus pacientes. Ahora bien, el arte del arteterapeuta requerirá habilidades técnicas, tanto como habilidades expresivas. Una buena integración de ambas, con un énfasis en las actitudes creativas, posibilitarían a través de lo experimental -asociado al arte-, un desarrollo y trabajo en lo vivencial y su elaboración -asociado a lo psicoterapéutico-.
Es decir, que la experimentación (del material), pueda conducir al acrecentamiento de las experiencias (subjetivas) para que en ese recupero vivencial, se realice un recorrido por la mirada (ex-pectatum) transcurrida a través del desarrollo de lo creativo y que se enmarque en la exploración de nuevas, diferentes y potenciales capacidades subjetivas.
Bibliografía de referencia.
Reisin, A.:
* Psicomúsica en el Arte, la pedagogía y lo terapéutico. Ed. de autor, Bs.As. 1994.
* Creatividad, Psiquismo y Complejidad. Ed. de autor, Bs.As. 2000.
* Subjetividad y estrés docente. Ed. de autor, Bs.As. 2002.
* Arteterapia. Semánticas y Morfologías. Ed. de autor, Bs.As. 2005.
Artículos y Ponencias:
* Arteterapia y Semiótica, trabajo presentado en el curso de Posgrado Introducción a la Semiótica y a su aplicación en la investigación de la subjetividad, UBA, 2002.
* Artículos en ignota, Revista de Arteterapia:
-Nº 1, ¿Qué es arteterapia? (abril 2000);
–Nº 2, Taller de música;
–N° 4, Lo grupal en Arteterapia;
–N° 9, Proyecto en Arteterapia;
-N° 13, Arteterapia. Configuraciones, denominaciones, enunciaciones (En coautoría con Rosana Peirano).
–N° 18, Arquitecturas discursivas (septiembre 2004).
* Arteterapia y Musicoterapia Trabajo presentado en el I Congreso Internacional de Verano “Desarrollos de Musicoterapia” Bs.As. organizado por la Fund. Prof. Dr. Rolando Benenzon y la Universidad del Museo Social Argentino, Enero 2004.
* El arte que enlaza decires de sujetos y objetos y Arteterapia e inclusión social, trabajos presentados en el III Congreso Sud Americano de Creatividad, VIII Jornada Gaúcha de Arte Terapia y V Encuentro de Terapias Expresivas en Porto Alegre, Brasil. Mayo 2004.
* Semióticas arteterapéuticas, trabajo presentado en el Primer Congreso Argentino de Arteterapia. IUNA. Agosto 2004.
* Arteterapia y vincularidad, trabajo presentado en las XX Jornadas Anuales de la Asociación Argentina Psicología y Psicoterapia de Grupo, Medio siglo de pensamiento vincular (publicado en el anuario). Bs.As. AAPPG, 2004.
* Educación de la Sensibilidad, trabajo presentado en el IV Congreso Sud Americano de Creatividad, IX Jornada Gaúcha de Arte Terapia y VI Encuentro de Terapias Expresivas en Porto Alegre, Brasil. Mayo 2005.
Reisin, Alejandro.
Autor de los siguientes libros:
Psicomúsica, en el Arte, lo Pedagógico y lo Terapéutico (Bs.As., Ed. de autor, 1994).
Creatividad, Psiquismo y Complejidad (Bs.As., Ed. de autor, 2000).
Subjetividad y estrés docente (Bs.As., Ed. de autor, 2002).
Arteterapia. Semánticas y Morfologías (Bs.As., Ed. de autor, 2005).
Arteterapia. Semánticas e Morfologías Editado en portugués, Ed.VETOR, S.P., Brasil, 2006.
www.alejandroreisin.tk areisin@arteterapiaargentina.com